Desde que comenzaron los recortes, los ajustes, las
[contra]reformas, en una palabra, el ataque sistemático al Estado del
bienestar, al Estado social y democrático de Derecho establecido en el artículo
1.1 de la
Constitución Española,1
no pasa un día en que no recuerde una historieta que me contaron hace ya
muchos, muchos años.
Un arriero, tratando de aumentar la
productividad recortando costes de producción, tuvo una idea que le pareció
genial: enseñar a su burro a no comer. De este modo alejaría el peligro de déficit
y garantizaría el aumento de beneficios de su empresa; incluso pensó que,
invirtiendo después esos beneficios, podría crear empleo y generar riqueza, no
sólo para él, sino para la sociedad entera.
Comunicó su proyecto a su mejor
amigo que no pareció demasiado entusiasmado con la idea, aunque respetuoso con
las opiniones ajenas, no realizó ninguna crítica, esperando, quizá, que pronto su
compadre se daría cuenta de lo disparatado del asunto.
- ¿Qué tal resultó tu proyecto? ¿Conseguiste
que el burro aprendiera a no comer?
- Calla -respondió el arriero-, que
el muy canalla, cuando ya había aprendido del todo, se murió.
Si no nos empeñamos en ver un
paralelismo estricto en cada uno de los elementos de la historieta, -a nadie, a
mí tampoco, le gusta que lo comparen con un jumento- nos servirá para entender
lo que nuestros “dirigentes”, dirigidos a su vez por los “mercados”, quieren
hacer con nosotros: enseñarnos a no vivir. A ellos les basta con que
sobrevivamos. Les resulta más barato. Los recursos necesarios para garantizar a
todos una vida digna se podrán de este modo ahorrar y pasarán a engrosar sus
cuentas de beneficios.
Por eso nos están recortando todo lo
que ellos pueden recortar de lo que da dignidad a la vida: el salario, la
seguridad en el puesto de trabajo, la sanidad pública, la educación, la atención
a quienes se encuentran en situación de dependencia...,
Está claro que comparten el punto de
vista de David Ricardo, que consideraba que los trabajadores deberían recibir
un salario tal que garantizara la supervivencia de la raza de los
trabajadores sin que su número aumentara o disminuyera. Claro, los trabajadores
son una raza necesaria para que algunos vivan y se enriquezcan a su costa; pero
es peligroso que aumenten demasiado, que se hagan fuertes... o que con el estómago
en paz les de por pensar.
Las últimas noticias sobre el
rescate que está prohibido llamar rescate, las amenazas de determinados progres
(http://t.co/Y16wAd8F) contra los ciudadanos griegos a los que se les advierte
de que se morirán de hambre, o casi, si votan a la izquierda, las
recomendaciones de subir los impuestos indirectos -los menos justos- y a
atrasar más la edad de la jubilación.. no son sino lecciones teóricas de ese
curso del que cada día ponen en práctica una nueva lección.
Pero a la gente normal, no nos gusta
aprender a no comer, no nos seduce que se empeñen en enseñarnos a no vivir.
El asno de aquel arriero no pudo hacer
otra cosa que morirse, cuando le enseñaban a no comer; pero nosotros tenemos otras posibilidades:
informarnos e informar, concienciarnos y concienciar, reaccionar, rebelarnos,
actuar... y apoyar a quien reacciona, se rebela y actúa.
Sin violencia, por supuesto. Sería
un error. Sería como jugar en campo contrario. Porque ellos tienen mucha más
capacidad de violencia que nosotros. Y si les damos el más mínimo pretexto, la
usarán para enseñarnos, de una vez por todas, a no comer.
1. Artículo 1. 1. España se constituye en un
Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de
su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo
político.
Muy bueno Rafael, muy bueno. Kant ya hablaba de la insociable sociabilidad del ser humano, la teoría marxista ya hablaba de la necesidad del mantenimiento de las infraestructuras y de la importancia de las superestructuras y Hanna Arendt mucho después dijo aquello que la democracia dejaba de serlo cuando la representación real se convertía en una quimera. Pero lo del burro, sin duda me ha parecido una clase de ciencias políticas en toda regla. Un abrazo grande.
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ResponderEliminarRicardo es una magnifica referencia, pero en el Primer ensayo sobre la población, el que no está censurado, de R. Malthus la perspectiva está aún más clara.
ResponderEliminarIndudablemente ni la señora Merkel ni los Mercados, a quien sirve, comprenden el sentido del concepto tan alemán y tan naci de "Lebensraum", (espacio vital), con el que yo llevo dando tanto la murga ya demasiado tiempo allí donde me llaman.
No hablaré del Gran Barbudo, sólo H. Ford. "si cada trabajador de Ford se compra un Ford Uno la fábrica será rentable". Seamos liberales sensatos, ya que no nos dejan ser otra cosa.
Enhorabuena, un abrazo.
Posdata: Me recuerda al grabado de Goya del asno ilustrado, no he podido pegarlo.
¿La tendrán presente?
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=MP2kvFbvQuk