Pretendo con esta bitácora presentar mis reflexiones sobre la situación presente y la posibilidad de seguir pensando en otro mundo posible, mejor para todos, especialmente para los que peor viven. A pesar de los vientos que soplan. O mejor: si somos capaces de hacerlo, aprovechando la fuerza del viento contrario.

lunes, 6 de julio de 2015

Así no se juega

 

Reflexión crítica sobre el fondo y la forma de la convocatoria de elecciones primarias para determinar los candidatos de PODEMOS a las elecciones generales.
 
Rafael J. García Avilés
 

Primero las formas.

      No se puede hacer público un reglamento para unas elecciones primarias en las que se pretende que se elijan 350 personas y en las que quienes se presentan pueden hacerlo formando equipos de hasta 350 integrantes dos días antes de que comience el proceso. Especialmente cuando quien propone e impone las reglas va a ser parte en la competición electoral.
      Pensemos lo que sucedería si una semana antes de una competición de baloncesto, por ejemplo, se cambiaran las reglas a propuesta de uno de los equipos participantes. Éste equipo habría podido prepararse y entrenar de acuerdo con las nuevas normas, mientras que sus competidores no tendrían tiempo de acostumbrarse a las mismas.
      Seguramente, una vez pasadas las elecciones locales, muchos círculos e inscritos en Podemos comenzaron a preparar las elecciones generales, previstas para noviembre o diciembre. Es de suponer que el planteamiento inicial tomara como punto de referencia la circunscripción provincial. Pero de pronto, sin previo aviso se anuncia que las reglas de juego no serán las que en buena lógica habría que esperar.
      Así no se juega.

Segundo, los tiempos.

      La sucesión temporal es harto significativa:
      - El Domingo día 28 de junio un periódico digital, filtra la noticia: “Pablo Iglesias plantea las generales como una circunscripción única y propone primarias para una sola lista”.
      - El martes, día 30, se celebra el Consejo Ciudadano Estatal, se aprueba el reglamento, se convocan las primarias y se establece el calendario de las mismas.
      - El miércoles, día 1, nos llega a los inscritos en Podemos un correo electrónico con el reglamento y el calendario.
      - Dos días después, el jueves, 3 de julio,  deberá comenzar el proceso de concesión de avales.
      - Nueve días después, el 10 de julio, quedará cerrado el plazo para la presentación de candidaturas.
      ¿A qué viene tanta premura cuando aún no están convocadas las elecciones? ¿Tal vez porque sospechan que se van a adelantar? Ni siquiera esta sospecha justificaría tanta prisa. Podría haberse abierto un diálogo sobre el reglamento -del que seguiremos hablando- teniendo preparada una alternativa para ponerla en práctica si las elecciones se adelantaban y se convocaban de inmediato. En tal caso habría sido comprensible que se adoptaran decisiones, digamos, de emergencia (como sucedió con el anticipo de las elecciones autonómicas en Andalucía). Pero, por el momento, tal urgencia no se ha presentado.
      Así no se juega.

Tercero: la circunscripción única.

      Cuando el día de las elecciones yo vaya a votar me encontraré con una papeleta de Podemos con 12 nombres (creo que ese es el número que corresponde a Sevilla, si el censo no ha cambiado mucho desde 2011), más los correspondientes suplentes.
      Pero esas personas habrán sido seleccionadas en un proceso totalmente ajeno a la provincia, totalmente alejado de la circunscripción electoral real. El argumento utilizado en el reglamento de primarias para fundamentar la conveniencia de la circunscripción única («Los candidatos en estas elecciones compiten para lograr representación en un órgano de naturaleza y sentido estatal y, por ello, Podemos pone un marcha un proceso electoral de base y sentido estatal.») es poco consistente y tan válido, al menos, como el contrario: «Puesto que las circunscripciones electorales son provinciales, Podemos pone un marcha un proceso electoral de base provincial». ¿Por qué no?
      Por eso no tiene sentido tomar una decisión sin debate, sin intentar mínimamente un consenso cuando, según todas las señales que aparecen en el horizonte, las elecciones se celebrarán, como muy pronto, dentro de tres meses y podrían demorarse hasta casi seis meses.
      Otra razón más en favor de unas primarias realizadas por circunscripciones provinciales: las personas que fuesen proclamadas candidatas podrían darse a conocer mucho antes y mucho más fácilmente pues los elegidos serían personas conocidas en la provincia y los medios de comunicación de masas hablarían de ellas  ya durante el proceso de primarias.
      Finalmente el proceso establecería una relación de proximidad y cercanía entre los representados y sus representantes, cercanía que se podría potenciar si en la elaboración de las candidaturas se tuvieran en cuenta las comarcas que configuran la provincia. La tarea de garantizar la idoneidad de los candidatos correspondería a los consejos autonómicos y locales y, en último término, a la ciudadanía, a los inscritos en Podemos con derecho a voto: ¿O es que no se confía en el criterio de los círculos, ni en el de los inscritos?.
      Retomando la comparación deportiva: uno de los competidores -porque los que han elaborado y decidido promulgar este reglamento van a participar de una u otra manera en la competición- ha elegido el campo -se supone que mejor controla- sin contar con el resto de los equipos que también compiten.
      Finalmente, la circunscripción única y también, aunque menos, la autonómica imposibilitan o dificultan gravemente la participación consciente y responsable. Supongamos que se presentan unos tres aspirantes por cada puesto disponible: tendríamos 1050 candidaturas; dado que entre el día que se hacen públicas y el día en que se cierra la votación sólo tenemos 9 días, la persona que quiera votar a las personas y no a las listas tendría que leerse una media de 120 candidaturas diarias y dedicar unas cuantas horas a emitir 350 votos, uno a uno. A eso, habría que añadir las candidaturas al senado que, al ser un proceso autonómico con facilidad superarían el número de cien.
      No, así no se juega.

Cuarto: las listas “plancha”.

      Esto nos lleva a concluir que la mayoría de los votantes optarán por el voto a una lista en la que se valorará no tanto la valía personal de los candidatos -que no se pone en duda, pero que es prácticamente imposible evaluar por los votantes- sino por la confianza que ofrece la persona que la avala o la propone, lo que supone una suerte de elección indirecta, bastante alejada de la democracia radical que es uno de los ejes programáticos de Podemos.
      El sistema de listas “plancha” que se instauró después de las elecciones europeas podría ser válido para constituir equipos de trabajo cohesionados aunque, tal y como se ha puesto en práctica, adolece de algunos defectos graves (por un lado, eliminan o reducen al mínimo la pluralidad, marginan a las minorías y empobrecen el debate y, por otro polarizan y dividen a la organización: véanse, si no los resultados del proceso de elección del Consejo Ciudadano de Sevilla). Pero para elaborar una candidatura a las elecciones generales, resulta totalmente inadecuado pues, como creo que acabo de argumentar sólidamente,  dificultan la participación consciente y responsable, alejan a los elegidos de su electorado y, de esa manera, desaniman  y desilusionan a los posibles votantes.
Así, insisto, no se juega.

Quinto: los pactos

      El penúltimo párrafo de los artículos 6 y 7 dice así: «De manera excepcional, el establecimiento de acuerdos con otras formaciones políticas por parte de los órganos de dirección de Podemos podría implicar alguna restricción al conjunto de los puestos abiertos a la disposición de los [350] candidatos más votados.»
      Sin embargo, el documento de Principios Organizativos, aprobado en la Asamblea Ciudadana que culminó en Vistalegre dice así en su artículo 11: «La Asamblea Ciudadana, como máximo órgano de decisión de PODEMOS, deberá ser consultada con carácter preceptivo para todas las decisiones de relevancia (fijar líneas estratégicas, componer listas electorales, elaborar programas, elegir o revocar a los miembros de los órganos, aprobar o rechazar cualquier tipo de pacto pre o post electoral, modificar estatutos, etc).»
      Y en el artículo 13, a) 3. Establece como competencia exclusiva e intransferible de la Asamblea Ciudadana: «Aprobar o rechazar cualquier tipo de pacto o alianza pre o post electoral para las instituciones de representación de carácter estatal...». (Los subrayados son míos).
      Está claro que el reglamento contradice una norma de rango superior atribuyendo a los órganos de dirección de PODEMOS competencias exclusivas en intransferibles de la Asamblea Ciudadana. El redactor del reglamento y el órgano que lo ha aprobado, se han atribuido competencias que no les corresponden.
      Por todas estas razones, creo que se puede afirmar que así no se juega; por estas razones creo que más de uno va a decir... así, yo no juego.

Nota final.-

      Lo que acabo de escribir responde a un sentimiento de profunda lealtad a Podemos. Quiero ver en la Presidencia del Gobierno de España a un miembro de Podemos, en este momento a Pablo Iglesias, por supuesto. Por eso me preocupa que decisiones como esta provoquen en las personas más comprometidas con el proyecto de Podemos una profunda desilusión que acabe transformándose en desafección y, en última instancia, en pérdida de votos.
      Por otra parte, considero que mis argumentos son, por supuesto, discutibles; pero pido a quien discrepe que los combata con argumentos y no con apelaciones a la unidad y a la eficacia, entre otras cosas, porque yo creo que decisiones como las que nos ocupan provocan la desunión y amenazan la eficacia.
      Y rechazo ya, de antemano, las críticas que pretendan ver no sé qué perversas intenciones en este escrito, porque mis intenciones sólo las puedo conocer yo.




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