Portada de la revista "El Jueves" 4-10/06/2014 |
Lo pensaba el sábado, viendo La Sexta Noche. El ambiente había cambiado.
Hasta ahora, se permitía un cierto contraste de pareceres sin que la dirección del programa tomara aparentemente partido. Pero el último programa, en el que se dedicó a PODEMOS mucho más espacio que en otras ocasiones, parecía estar dirigido a desprestigiar a PODEMOS, siguiendo el camino marcado por Ana Pastor el pasado domingo en "El Objetivo" (curioso que este domingo la presentadora ha tratado con mucha más delicadeza a Toni Cantó, al que ha dejado expresarse con toda la libertad y respondiendo con la extensión que él ha querido).
Me propongo en un par de entradas responder a algunas de las acusaciones que se hicieron en el largo programa y que se van a ir repitiendo, al menos, hasta las próximas elecciones.
1. Venezuela.
Es curioso que, cuando se presenta una nueva organización para cambiar las cosas en España, ciertos personajes se empeñan en hablar de lo que sucede a miles que kilómetros de esta tierra. Pero no me importa, si quieren, que hablemos de Venezuela.
A mí no me gusta que los militares gobiernen ni que los gobernantes se envuelvan (real o metafóricamente) en la bandera nacional. Menos aún me gusta -y me confieso creyente- que se apoyen en las creencias religiosas de la ciudadanía para concitar consensos o apoyos políticos. Y, ciertamente, el nivel de violencia de Venezuela revela que algo está fallando allí.
Creo, sin embargo, que hay un dato que es indiscutible: Los gobiernos bolivarianos han llegado al poder por medios democráticos, mediante elecciones libres, avaladas por observadores internacionales, como la fundación Carter.
Los hechos no se pueden discutir. Y estos hablan de una economía puesta al servicio del pueblo, de una gestión de los recursos naturales, especialmente del petróleo, dirigida a salvaguardar la soberanía de la nación y a emplear los beneficios que reportan esos recursos en favor de la ciudadanía, especialmente de los que hasta la llegada al poder de Hugo Chávez nada, absolutamente nada tenían. Baste como ejemplo la inversión realizada en educación, con la creación centenares de miles de puestos escolares (con puesto de comedor incluido).
Y los que tanto defienden nuestra constitución, deberían leerse la de Venezuela y conocer los mecanismos de control del poder que incluye (como por ejemplo la posibilidad de convocar referendos revocatorios, que ya se pusieron en práctica contra Chaves, pero que éste ganó en las urnas). Y en esos valores verdaderamente democráticos de esa constitución seguro que resuenan los consejos de los asesores españoles, que no fueron sólo Iglesias y Monedero.
Decía uno de los periodistas más agresivos que en Venezuela la gente no puede comprar pasta de los dientes o papel higiénico porque no se encuentra en los supermercados. Claro. Es mejor hablar de eso que de lo que pasa en España: que centenares de miles de familias españolas no pueden comprar en los supermercados, aunque están repletos de artículos, porque la política que nuestro gobierno, vasallo de la troika, ha puesto en práctica los ha dejado en la miseria.
2. Libertad de prensa.
Hasta ahora, se permitía un cierto contraste de pareceres sin que la dirección del programa tomara aparentemente partido. Pero el último programa, en el que se dedicó a PODEMOS mucho más espacio que en otras ocasiones, parecía estar dirigido a desprestigiar a PODEMOS, siguiendo el camino marcado por Ana Pastor el pasado domingo en "El Objetivo" (curioso que este domingo la presentadora ha tratado con mucha más delicadeza a Toni Cantó, al que ha dejado expresarse con toda la libertad y respondiendo con la extensión que él ha querido).
Me propongo en un par de entradas responder a algunas de las acusaciones que se hicieron en el largo programa y que se van a ir repitiendo, al menos, hasta las próximas elecciones.
1. Venezuela.
Es curioso que, cuando se presenta una nueva organización para cambiar las cosas en España, ciertos personajes se empeñan en hablar de lo que sucede a miles que kilómetros de esta tierra. Pero no me importa, si quieren, que hablemos de Venezuela.
A mí no me gusta que los militares gobiernen ni que los gobernantes se envuelvan (real o metafóricamente) en la bandera nacional. Menos aún me gusta -y me confieso creyente- que se apoyen en las creencias religiosas de la ciudadanía para concitar consensos o apoyos políticos. Y, ciertamente, el nivel de violencia de Venezuela revela que algo está fallando allí.
Creo, sin embargo, que hay un dato que es indiscutible: Los gobiernos bolivarianos han llegado al poder por medios democráticos, mediante elecciones libres, avaladas por observadores internacionales, como la fundación Carter.
Los hechos no se pueden discutir. Y estos hablan de una economía puesta al servicio del pueblo, de una gestión de los recursos naturales, especialmente del petróleo, dirigida a salvaguardar la soberanía de la nación y a emplear los beneficios que reportan esos recursos en favor de la ciudadanía, especialmente de los que hasta la llegada al poder de Hugo Chávez nada, absolutamente nada tenían. Baste como ejemplo la inversión realizada en educación, con la creación centenares de miles de puestos escolares (con puesto de comedor incluido).
Y los que tanto defienden nuestra constitución, deberían leerse la de Venezuela y conocer los mecanismos de control del poder que incluye (como por ejemplo la posibilidad de convocar referendos revocatorios, que ya se pusieron en práctica contra Chaves, pero que éste ganó en las urnas). Y en esos valores verdaderamente democráticos de esa constitución seguro que resuenan los consejos de los asesores españoles, que no fueron sólo Iglesias y Monedero.
Decía uno de los periodistas más agresivos que en Venezuela la gente no puede comprar pasta de los dientes o papel higiénico porque no se encuentra en los supermercados. Claro. Es mejor hablar de eso que de lo que pasa en España: que centenares de miles de familias españolas no pueden comprar en los supermercados, aunque están repletos de artículos, porque la política que nuestro gobierno, vasallo de la troika, ha puesto en práctica los ha dejado en la miseria.
2. Libertad de prensa.
Terminaba el mes de enero y Pedro J. Ramírez anunciaba que dejaba la
dirección del periódico. ¿La causa? Unos meses antes El Confidencial Digital
había publicado esta noticia:
«El Gobierno maniobra para
‘cargarse’ a Pedro J. Ramírez, domesticar a la Sexta y mantener neutralizado El
País.». En el acuerdo con la
empresa, además de una sustanciosa indemnización económica, se convenía que
Pedro J. permanecería unido al medio mediante la publicación periódica de una
columna. Sin embargo, hace unas semanas Pedro J. era despedido definitivamente. Había escrito
un durísimo artículo contra el actual director y éste había amenazado a la propiedad del periódico con
dimitir si Pedro J. Ramírez continuaba publicando en el mismo.
Hace unos días, eldiario.es publicó una entrevista con Stephen Wechsler,
militante del Partido Comunista de EEUU, quien, en los comienzos de la década de
los 50 del pasado siglo, decidió desertar del ejército estadounidense, cambió su
nombre por el de Victor Grossman, y se refugió en la República Democrática
Alemana. En en esa entrevista (http://www.eldiario.es/internacional/RDA-mentalidad-asediada-dificil-torres_0_320568283.html) Stephen Wechsler hace una descripción de los cambios que se
producen con la caída de muro de Berlin y la unificación de Alemania. Y sobre la
libertad de expresión dice algo que me resultó muy significativo: «En
Alemania oriental los trabajadores decían que no podías decir nada contra Erich
Honecker en tu puesto de trabajo, pero podías decirle todo lo que querías a tu
jefe. Ahora lo que ocurre es lo contrario.» En el periódico en el que
trabaja uno de los periodistas más agresivos contra PODEMOS sufren las dos
limitaciones y Pedro J. ha sufrido las consecuencias de ambas: criticó al
gobierno y perdió la dirección del periódico; criticó a su jefe -su director- y dejaron de
publicar su columna.
Cuando PODEMOS dice que se debe controlar a los medios de comunicación no es
para eliminar la libertad de los periodistas, sino para garantizarla frente al
poder del estado, sin duda, pero también frente al poder financiero que también
constituye una seria amenaza; lo que PODEMOS pretende es que lo sucedido con
Pedro J. -quien, por otro lado, no es santo de mi devoción- no vuelva a suceder.
Claro que esto no conviene ni a los dueños de los medios (a algunos, por lo
menos) ni a los periodistas que se identifican con aquel viejo sello
discográfico "La voz de su amo".
Seguiremos (Eta, vivienda, programa...).
Seguiremos (Eta, vivienda, programa...).
Genial Rafael
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