España cambia de bando respecto al Sahara Occidental
Bandera de la República Árabe Saharaui Democrática |
España sigue siendo la potencia administradora del Sahara, responsable de que se cumplan las resoluciones de la ONU sobre el territorio, responsable de que se respeten los derechos humanos, responsable de que se respete el derecho de autodeterminación de los saharahuis.
En lugar de hacer eso y cumplir con su obligación, conforme a las leyes y normas internacionales, nos hemos enterado que el presidente del gobierno de España ha escrito una carta a Rey de marruecos afirmando que «España considera la iniciativa marroquí de autonomía, presentada en 2007, como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo».
Esa carta es una irresponsabilidad, una traición y una cobardía. Y también el reconocimiento de complicidad con el genocidio que Marruecos está llevando a cabo contra el pueblo saharahui y del expolio de los recursos naturales de su territorio.
Es una irresponsabilidad porque se eluden las responsabilidades que España tiene como potencia administradora respecto a un territorio en proceso de descolonización.
Es una traición, porque se abandona a su suerte un pueblo que está siendo injustamente agredido y cruelmente masacrado.
Es una cobardía, pues se elige -creo que erróneamente- el camino que parece más favorable a los intereses de España substrayéndose a las exigencias de la justicia y del respeto a los derechos de un pueblo y a los derechos humanos y políticos de sus ciudadanos.
Con esta carta, Pedro Sánchez se sitúa en línea con la política de Donald Trump, que reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental a cambio de que Marruecos reconociera a Israel, uno de los estados más ejemplares en el respeto a los derechos humanos y las leyes internacionales (que se lo pregunten al pueblo palestino).
Es cierto que la política exterior la fija el presidente del gobierno, pero ¿él solo? ¿Se ha aprobado esta decisión en una reunión del Consejo de Ministros? ¿Se ha contado con el parlamento? ¿Se ha contado con el pueblo?
Y nos enteramos de esta nueva posición ante el conflicto saharaui, no mediante una información procedente de nuestro gobierno, sino por la publicación en Marruecos de una carta del presidente del gobierno de nuestro país, de la que no sabían nada, por lo visto, ni siquiera todos los miembros del gabinete. Curiosa forma de llegar a saber que ahora, de repente, nos ponemos de parte de los enemigos de quienes hace menos de cincuenta años eran -y muchos aún lo siguen siendo pues tienen DNI español- nuestros compatriotas.
Decir, como ha hecho el ministro de exteriores, que esta carta respeta las resoluciones de la ONU me parece una afirmación falsa: la última resolución de las Naciones Unidas sobre el Sahara indica que el objetivo que se debe buscar mediante la negociación de las partes interesadas en el conflicto es «LOGRAR UNA SOLUCIÓN POLÍTICA JUSTA, DURADERA Y ACEPTABLE para todas ellas QUE PREVEA LA LIBRE DETERMINACIÓN DEL PUEBLO DEL SÁHARA OCCIDENTAL en el marco de disposiciones conformes a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, y hace notar la función y las responsabilidades de las partes a este respecto» (S/RES/2602 (2021).
Tal vez piense el firmante de esa carta que así se acabarán los problemas con Marruecos; pero cuando controle totalmente el Sahara, el sátrapa marroquí irá por Ceuta, Melilla y Las Canarias. ¿O es que es de fiar el señor feudal que se quiere imponer a los saharahuis?
Una última pregunta: ¿Por qué el gobierno de España apoya al injustamente agredido (Ucrania) en un caso y en otro (República Saharahui Democrática) al injusto agresor?
Y a UP una consideración: Cuidado con seguir tragando sapos, os acabarán gustando.
En lugar de hacer eso y cumplir con su obligación, conforme a las leyes y normas internacionales, nos hemos enterado que el presidente del gobierno de España ha escrito una carta a Rey de marruecos afirmando que «España considera la iniciativa marroquí de autonomía, presentada en 2007, como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo».
Esa carta es una irresponsabilidad, una traición y una cobardía. Y también el reconocimiento de complicidad con el genocidio que Marruecos está llevando a cabo contra el pueblo saharahui y del expolio de los recursos naturales de su territorio.
Es una irresponsabilidad porque se eluden las responsabilidades que España tiene como potencia administradora respecto a un territorio en proceso de descolonización.
Es una traición, porque se abandona a su suerte un pueblo que está siendo injustamente agredido y cruelmente masacrado.
Es una cobardía, pues se elige -creo que erróneamente- el camino que parece más favorable a los intereses de España substrayéndose a las exigencias de la justicia y del respeto a los derechos de un pueblo y a los derechos humanos y políticos de sus ciudadanos.
Con esta carta, Pedro Sánchez se sitúa en línea con la política de Donald Trump, que reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental a cambio de que Marruecos reconociera a Israel, uno de los estados más ejemplares en el respeto a los derechos humanos y las leyes internacionales (que se lo pregunten al pueblo palestino).
Es cierto que la política exterior la fija el presidente del gobierno, pero ¿él solo? ¿Se ha aprobado esta decisión en una reunión del Consejo de Ministros? ¿Se ha contado con el parlamento? ¿Se ha contado con el pueblo?
Y nos enteramos de esta nueva posición ante el conflicto saharaui, no mediante una información procedente de nuestro gobierno, sino por la publicación en Marruecos de una carta del presidente del gobierno de nuestro país, de la que no sabían nada, por lo visto, ni siquiera todos los miembros del gabinete. Curiosa forma de llegar a saber que ahora, de repente, nos ponemos de parte de los enemigos de quienes hace menos de cincuenta años eran -y muchos aún lo siguen siendo pues tienen DNI español- nuestros compatriotas.
Decir, como ha hecho el ministro de exteriores, que esta carta respeta las resoluciones de la ONU me parece una afirmación falsa: la última resolución de las Naciones Unidas sobre el Sahara indica que el objetivo que se debe buscar mediante la negociación de las partes interesadas en el conflicto es «LOGRAR UNA SOLUCIÓN POLÍTICA JUSTA, DURADERA Y ACEPTABLE para todas ellas QUE PREVEA LA LIBRE DETERMINACIÓN DEL PUEBLO DEL SÁHARA OCCIDENTAL en el marco de disposiciones conformes a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, y hace notar la función y las responsabilidades de las partes a este respecto» (S/RES/2602 (2021).
Tal vez piense el firmante de esa carta que así se acabarán los problemas con Marruecos; pero cuando controle totalmente el Sahara, el sátrapa marroquí irá por Ceuta, Melilla y Las Canarias. ¿O es que es de fiar el señor feudal que se quiere imponer a los saharahuis?
Una última pregunta: ¿Por qué el gobierno de España apoya al injustamente agredido (Ucrania) en un caso y en otro (República Saharahui Democrática) al injusto agresor?
Y a UP una consideración: Cuidado con seguir tragando sapos, os acabarán gustando.