Pretendo con esta bitácora presentar mis reflexiones sobre la situación presente y la posibilidad de seguir pensando en otro mundo posible, mejor para todos, especialmente para los que peor viven. A pesar de los vientos que soplan. O mejor: si somos capaces de hacerlo, aprovechando la fuerza del viento contrario.

martes, 1 de septiembre de 2015

Alternativa, no menos homicida, a la guerra




           Hannah Arendt en su obra “Sobre la violencia” afirma que “la razón principal de que la guerra siga con nosotros...” se debe “al simple hecho de que no haya aparecido todavía en la escena política un sustituto de este árbitro final”, afirmación que apoya con una cita del Report from Iron Mountain (Nueva York, 1967) en el que se alude irónicamente a la opinión mantenida por la Rand Corporation y de otros “laboratorios de pensamiento” por su “tímida mirada hacia más allá de la orilla de la paz”. El principal argumento de este informe es el siguiente: “La guerra es tan esencial al funcionamiento de nuestra sociedad que no nos atreveremos a abolirla a menos que descubramos formas aún más homicidas de abordar nuestros problemas.”  (1)

         Parece evidente que la guerra no ha sido abolida. Y no será abolida mientras sea un negocio. Pero también parece impensable que se pueda acudir a este recurso para resolver los conflictos de poder en ciertos ámbitos, como la Unión Europea o la OTAN.
         Pero también parece evidente que el sustituto de ese árbitro final está emergiendo, que esa forma aún más homicida que la guerra de abordar nuestros problemas está siendo ensayada por las fuerzas hegemónicas, por los poderes que dominan en la sociedad.  Y, ¿cuál es ese recurso de dominación que sustituye a la guerra?       El trato que que está recibiendo Grecia de las instituciones europeas bajo el férreo mando de Alemania es una muestra de esta nueva forma de sojuzgar a los pueblos sin disparar una sola bala... pero generando abundantes víctimas, produciendo mucho dolor, destrucción, muerte. Y unas consecuencias económicas semejantes a las que habría producido una guerra convencional.

Suicidio en plaza Syntagma - Solidaridad e indignación
      Los datos están en los medios: el aumento de los suicidios, la pobreza de los trabajadores, los desahucios, el aumento de la desigualdad, la eliminación de los derechos laborales y sociales, la violación de los derechos humanos... Estas son las víctimas.
      Los vencedores: los bancos, las grandes multinacionales, las compañías multinacionales...
      Las armas... el vaciamiento de la democracia, la reducción del Estado al control del orden público y la imposición de políticas de austeridad homicida. (2)      

Veámoslo algo más detenidamente.

       Como en las guerras tradicionales, la primera víctima es la verdad.
Basta escuchar a los políticos y a los periodistas (3) de la derecha atribuyendo a Syriza, que sólo llevaba unos meses en el gobierno, la situación económica en la que se encontraba Grecia ocultando la responsabilidad de Nueva Democracia y el Pasok (partidos paralelos al PP y al PSOE españoles) y la de los “hombres de negro”, funcionarios enviados por la troika que, en realidad, son los que han gobernado Grecia en los últimos años y los que han llevado a ese país al desastre económico y sobre todo humano en el que se encuentra: una economía que se ha contraído en un 25%, lo que según los expertos equivale a una situación de postguerra.

      Y es que es eso, el resultado de una agresión en la que no se han disparado misiles nI se ha invadido el país con tanques y carros blindados pero que muy pronto empezó a cobrarse víctimas mortales: entre enero y mayo del año 2011 la tasa de suicidios subió un 40% interanual (ver El Economista: La tasa de suicidios en Grecia se dispara: creció el 40%).
       Hace unos días, Teresa Rodríguez, Secretaria General de Podemos en Andalucía decía que le aterrorizaba el temblor de piernas de Tsipras en sus negociaciones en Bruselas; en realidad lo terrorífico no es tanto el temblor de piernas del presidente griego, sino su causa: las presiones, los chantajes, las amenazas a las que se vio sometido: la posibilidad de que se condenara a la ruina total a su país, el peligro de ver aumentar las víctimas mortales hasta niveles de catástrofe humanitaria. Estoy convencido de que Tsipras no ha acertado; pero no me atrevo a condenar, desde una perspectiva personal, su decisión. y, por supuesto, sí que considero condenables las informaciones que pretenden hacer recaer sobre él y sobre su gobierno la responsabilidad de la situación en la que está sumida Grecia.

       Otra víctima de esta guerra es la democracia. Lo pudimos comprobar cuando en 2011 el entonces primer ministro Giorgos A. Papandreou quiso consultar a su pueblo sometiendo a referendum las condiciones que le pretendía imponer la troika para concederle los préstamos que pretendían rescatar la economía griega: Papandreou tuvo que dimitir; y su gobierno fue sustituido por otro, no validado por las urnas, y formado por tecnócratas favorables a las tesis de la troika.
Resultados del último referendum: venció el no en toda Grecia

       Y lo hemos comprobado recientemente cuando las instituciones europeas en lugar de negociar condiciones técnicamente viables para superar la situación económica en la que se encontraba Grecia, lo que han intentado y parece que conseguido ha sido humillar a un gobierno que quería gobernar en favor de su pueblo y someter a ese pueblo a las condiciones -económicamente disparatadas según expertos de la misma troika, el FMI- que desde dichas instituciones se había decidido imponer. La voluntad del pueblo griego, democráticamente expresada en las elecciones y en el referendum, no sólo no se ha tenido en cuenta, sino que se ha pisoteado conscientemente, no fueran a pensar los griegos u otros pueblos a los que se les han impuesto estas políticas de austeridad asesina, que es posible una economía distinta, orientada, como decía José Luis Sampedro, no a hacer más ricos a los ricos sino a luchar contra la la pobreza para que nadie sea pobre.

        No es la economía, por tanto: se trata de que nadie pueda atreverse a pensar, insisto, en que es posible un modelo de convivencia política diferente al impuesto por los poderes financieros y sus servidores, los políticos de la Unión Europea. O tal vez de lo que se trata es de dejar la economía al margen de la democracia y de someter la democracia al dominio de los poderes económicos y financieros.
      Que el problema no es de carácter económico lo demuestra el que Ucrania haya conseguido una quita del 20% de su deuda, quita que recientemente le han concedido sus acreedores (salvo Rusia), entre los que se encuentra la Unión Europea, como obsequio al gobierno ultraderechista que gobierna este país.


W. Schäuble y G. Varoufakis, cuando ambos eran ministros -alemán y griego- de Finanzas.


          Los ejecutores de esta estrategia de dominación son las instituciones de la Unión Europea y los gobiernos de la mayoría de los países que la integran. Especialmente repulsiva ha sido la actitud del gobierno del Partido Popular de España, muy interesado en conseguir el fracaso una política de defensa de los intereses de los más desfavorecidos y de resistencia a las exigencias de la troika, pues su éxito habría demostrado de manera clara y patente la viabilidad de una política alternativa a la austeridad homicida que obediente y cruelmente han estado aplicando, cerrando así -esa es su vana esperanza- la posibilidad a una alternativa en nuestro país.

Bolsa de Frankfurt
        Los vencedores ya sabemos quienes son. Los jefes de quienes nos gobiernan, el capital financiero, las grandes multinacionales, los bancos, especialmente los de Alemania y los de los países más ricos de esta mal llamada UNIÓN Europea. Baste como ejemplo quién se va a beneficiar de una de las condiciones que la troika, ha impuesto a Grecia, la privatización de su infraestructuras estratégicas: Alemania se queda con 14 aeropuertos griegos privatizados. Y con el dinero obtenido con esas privatizaciones Grecia deberá pagar sus deudas... a los bancos, la mayoría de ellos ¡alemanes!

       Una última reflexión al hilo de una reciente noticia: Empresas alemanas, implicadas en tramas de corrupción en Grecia.
       La propaganda política de la troika y de los gobiernos que, como el español, obedecen obsequiosamente sus dictados, insiste en que la situación griega es consecuencia de la corrupción de la sociedad griega; pero esconden que los responsables de esa corrupción son los gobiernos conservadores que obedecían sus dictados y que los corruptores son ellos mismos, a través de las más importantes empresas como las que protagonizan esta noticia. Curiosa paradoja: los corruptores son aquellos cuyos intereses defienden los jueces de los corruptos; y las políticas de los corruptos son las preferidas por esos mismos jueces. No son sólo jueces y parte; es algo peor: porque el castigo que debería haber sancionado a los corruptores y a los corruptos ha recaído, por obra y gracia de estos jueces, sobre las víctimas de unos y otros, sobre el pueblo griego.

       Yo siempre he defendido que la verdadera razón de las guerras, aunque estas se hayan disfrazado de diversas maneras (con la religión, la patria, el nacionalismo...), es siempre, en última instancia, la economía, y su objetivo, la dominación económica. Lo que está sucediendo en Grecia revela con toda claridad que ya no son necesarios los tanques para conseguir ese dominio; queda claro que ya se vislumbran esas formas aún más homicidas de abordar nuestros problemas que no se llaman guerra pero que se llevan por delante los derechos, la dignidad, el bienestar, la paz, la democracia y, por supuesto, la vida de la gente.
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1 Arendt, H., Sobre la violencia, Madrid, Alianza Editorial, 2006, pág. 12. El "Informe Iron Mountain" es un escrito publicado en 1967 que se considera una sátira contra los "expertos" a los que los gobiernos les piden prospectivas sobre, en este caso, el futuro de la guerra y las posibilidades de la paz. Así entendido, debería considerarse una crítica implacable contra estos expertos y las políticas que ellos promueven y que el gobierno estadounidense practicaba.
 
2 El término “austericidio”, que tanto éxito ha alcanzado en ciertos ambientes es un verdadero disparate lingüístico, pues dice lo contrario de lo que pretende decir. “Austericidio” designaría el hecho de matar a la austeridad, cuando lo que queremos es referirnos a una austeridad que mata.


3 Me indigna y me duele de manera especial la actitud de los medios dependientes de la Conferencia Episcopal Española, en especial 13 Tv, cuyos programas abundan en la propaganda -que no información- que conviene a las fuerzas dominantes y en los que se distorsiona la realidad, se calumnia y se difama a quienes quieren una sociedad más justa y se apuesta sin complejos por lo que el evangelio considera más lejos del proyecto de Jesús de Nazaret: el poder del dinero.

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